Actualmente, y en los años venideros, esta película será recordada. Pero no por sus magníficos efectos especiales y tampoco por el buen hacer de su director. Será recordada por el acto maligno de un asesino, un desalmado.
James Holmes se enfundó en un disfraz, cogió una escopeta y fue al cine. Allí acabó con la vida de doce personas inocentes, y causó cincuenta heridos con graves lesiones en cabeza y pecho.
Las doce víctimas mortales querían disfrutar de una buena película. Pero James Holmes, de 24 años, decidió que no. Creyó que debían morir en ese mismo instante.
Doce personas que no podrán despedirse de sus familias y amigos, doce personas que jamás podrán cumplir sus sueños, doce personas que han perdido la vida de un balazo. Por desgracia, estaban en el momento y lugar equivocado.
Los testigos aseguran que James Holmes utilizó el disfraz del "malo" de "El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace".
A la izquierda el disfraz que utilizó mientras disparaba al público y a la derecha el asesino de Denver.

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